Gloomhaven | Bitácora de campaña

by Genarr

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GLOOMHAVEN

 

CLASES DEL JUEGO

  • Brute: El tank de los personajes iniciales, capaz de hacer una cantidad de daño considerable y empujar a los enemigos.
  • Scoundrel: El pícaro puede volverse invisible, envenenar monstruos e infligir un gran daño en las situaciones adecuadas. Daño principalmente single target.
  • Spellweaver: Clase de magia con ataques a distancia tanto a objetivo como en área. Es el personaje que más juega con los elementos generados. Tiene un summon.
  • Cragheart: La versatilidad hecha clase. Daño melee o ranged, single target o AoE, con daño directo, bastante vida, capaz de modificar el terreno y hacer minor healing.
  • Tinkerer: Una clase de apoyo versátil con curaciones y mejoras, que hace daño con objetos, pociones y artilugios bastante locos.
  • Mindthief: Un golpe de tuerca al clásico glass cannon melee de daño. Puede debuffar a los enemigos con control mental, buffar aliados y convocar summons.










 

NOMBRE DE LA PARTY

Por ahora, el grupo se compone de cuatro miembros.

Personajes

Nombre Jugador Clase
Dimitrelsens Marc brute
Nhalnia Albert spellweaver
Mael Marina scoundrel
Nissa Patrick mindthief

PARTIDA1. LA GUINDA DEL PASTEL

Lo primero es lo primero; preparamos las fichas de personajes, escogemos los items iniciales y decidimos si nos comportaremos como unas hermanitas de la caridad o si saquearemos a discreción y sin remordimientos. Como buenos catalanes que somos, y dado que el juego es simétrico desde el punto de vista de la repu, decidimos ser buena gente y aprovecharnos de las futuras rebajas.

Todo preparado, así que tras escuchar el prólogo oficial del juego, nos decidimos a viajar hasta la primera dungeon. El evento de ruta resulta ser un concurso de comer pasteles, donde nuestros personajes deciden atragantarse y dejar que nuestro yo del futuro lidie con las posibles consecuencias antes que rendirse. Además, es comida gratis. La cosa termina sorprendente bien, nos alzamos con el premio en metálico -unas 10 monedas que nos vendrán de lujo, sobretodo a Nhalnia, que se hace con una pocioncilla de poder- y de paso ganamos algo de reputación en la ciudad por semejante hazaña. Buen comienzo.












Antes de entrar en la dungeon del tutorial nos ponemos el audio del escenario. Nada fuera de lo esperado, algunos bandididos con cara de saco de boxeo y una ambientación al más puro estilo rol clásico. Comienzan las tiradas.

Dimitrelsens se viene arriba nada más empezar y decide tomarse en muy serio su función como tanke. Todo en orden salvo por un pequeño detalle: se coloca en el centro de la formación de los seis bandidos, justo en el tile más propenso a ser rodeado. Dicho y hecho, los bandidos se colocan alrededor del brute y lo muelen a palos. Un par de cartas perdidas más tarde y con la inestimable ayuda de su escudo y poti de vida, terminamos limpiando la sala. La cosa se ponía peliaguda nada más comenzar, pero nuestra fábrica de hostias a domicilio parecía funcionar a toda máquina.


Segunda sala, esta vez con menos bicherío cuerpo a cuerpo pero con una ristra de arqueros detrás. El grupo decide amparar un poco a su tullido tanke, quien a cambio decode echar una mano en la factoria de golpes. Las reinas del momento son Nhalnia con sus hechizos en área y Mael con su daño single-target -bueno, y su legendario looteo de monedas-, mientras que Nissa se dedica a rematar a algún que otro enemigo. A eso y a meter la pata en un turno por no haberse estudiado las reglas como un buen nerd, forzando un pequeño re-roll para volverse intageteable y haciendo así que nuestro querido tanke vuelva a quedarse a medio camino del Valhalla.

A destacar un par de momentos curiosos. Primero, la nada sutil sugerencia de Dimitrelsens, quien en un momento dado nos invitó amablemente a dejar vivo a un enemigo full life que perfectamente podría haberle matado. Su explicación fue, y cito textualmente: "me vendría genial matarlo por una cosa". Gracias por estos momentos Dimitrelsens.

Por otro lado, también pudimos asistir a la desinteresada oferta de Nissa, quien se ofreció a pisar una de las dos trampas que nos barrían el paso hacia la siguiente sala de forma totalmente desinteresada. Claro claro. Lo mejor de todo es que una de las trampas fue desarmada por Mael, pero Nissa terminó lanzándose sobre la otra igualmente.









Llegados a este punto alcanzamos al momento cumbre, nuestro primer ending de escenario. Con la vida de nuestro tanke tiritando y bastantes más cartas de las que nos gustaría en el mazo de perdidas. Poco podemos hacer al respecto, así que decidimos que Mael y Nissa se adelanten y concentren la atención de los enemigos, mientras Nhalnia cubre la retaguardia a distancia. Esta vez nuestro heroico Dimitrelsens se queda atrás a verlas venir, como refuerzo.

Dicho y hecho, abrimos la puerta y nos encontramos una estampa que nos parece de lo más halagüeña. Un par de living bombs emboscando tras la puerta, otros tres a media distancia y un equipo de tres arqueros detrás de unos obstáculos que forman un cuello de botella. Ni un solo élite, ¡vamos! Sin duda, nos arrepentiremos más tarde de habernos alegrado.

Como iba diciendo, las primeras en mover son Mael y Nissa. La primera abre la puerta y se queda bloqueada por los esqueletos, mientras que la esquiva rata consigue entrar en la habitación de un brinco y obsequia a otro de los esqueletos con una puñalada trapera. Turno de los bichos que, lejos de amedrentarse, castigan a las dos valientes. Incapaces de cruzar la puerta, tanto Nhalnia como Dimitrelsens se preparan para poder entrar al siguiente turno, viendo cómo sus compañeras reciben una lluvia de golpes.

En la segunda ronda priorizamos intentar salvar a nuestra pícara mientras seguimos castigando al bicherío. Tras haberlas sufrido en nuestras propias carnes, algunas de las pifias cambian de bando y se vuelven contra nuestros enemigos, haciendo que Nissa esquive un par de golpes bastante importantes. Afortunadamente, las dos combatientes consiguen abrirse paso a través del cuello de botella de la entrada y terminan con otros dos enemigos. Ya liberada, Nhalnia entra como una marabunta y desata en la sala un caos de fueguecitos y explosiones al más puro estilo Albus Dumbledore.

Un par de acciones más tarde, nuestros felices héroes aprovechan para saquear tantas recompensas de la dungeon como pueden -especial mención para Mael, quien se hace con un suculento botín dorado-. ¡Victoria!

 

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